“Viajar y explorar lo desconocido”, fue mi propósito a principios de 2016; además de correr dos maratones, y los ya clásicos ponerme a dieta y dejar de tomar. Afortunadamente solo cumplí los primeros dos, con orgullo y sin arrepentimientos.
Este año por fin cumplí la promesa de no trabajar en una oficina, deslindarme de los horarios burocráticos. Soy un freelancer: sacrifiqué la seguridad por la flexibilidad; la dependencia por la autonomía; la comodidad del conformismo por la arriesgada lucha de mis sueños.
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